CUEVA DE SANTO DOMINGO DE GUZMÁN
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Santo Domingo de Guzmán llegó a Segovia a finales del año 1218 y permaneció en la ciudad hasta febrero de 1219, año en que vuelve a Roma. Aunque inicialmente se alojó en una vivienda particular, en seguida se trasladó a esta cueva donde durante las frías noches de invierno se dedicó a la oración y a la penitencia.
Según cuenta la tradición, durante esas noches en la cueva, el demonio le hizo pasar las mismas torturas sucedidas durante la Pasión de Cristo: fue azotado en la columna, coronado de espinas, crucificado y muerto hasta que la Virgen, tras bajarlo de la Cruz y recogerlo sobre su regazo, lo resucitó.
La Cueva de Santo Domingo es un lugar en el que, sobre todo, se respira tranquilidad por lo que merece la pena dedicar unos minutos a disfrutar del remanso de paz del jardín que la antecede y de las vistas que nos ofrece.